La diversidad e inclusión son dos conceptos que han adquirido una gran importancia en el ámbito laboral. Ambos están tan estrechamente relacionados que suele ser habitual confundirlos e, incluso, utilizarlos como sinónimos.
Cuando hablamos de diversidad dentro del ámbito corporativo hacemos referencia a la presencia dentro de una organización de profesionales de diferente edad, sexo u orientación sexual, nacionalidad, religión, etnia, cultura, condición o con necesidades especiales causadas por enfermedad, accidente, discapacidad o una determinada situación familiar.
Por su parte, la inclusión es el conjunto de prácticas que desde el esfuerzo organizacional se toman dentro de la empresa para que cada empleado (sea cual sea a su hecho diferencial), sea cultural y socialmente aceptado y tratado con igualdad. El objetivo final es generar un sentido de pertenencia en el que todos los miembros de una compañía se sientan reconocidos, valorados y respetados.
Al tratarse de elementos complementarios, la diversidad e inclusión deben de ser desarrolladas de manera conjunta. Estas técnicas pueden convertirse en un valor añadido en términos de innovación, crecimiento y competitividad.
Diversidad e inclusión un reto para las organizaciones
Existen diferentes medidas a las cuales una organización puede incurrir para un buen desarrollo de estos dos factores. A nivel institucional, una referencia de autoridad esa Organización Internacional del trabajo (OIT), la cual publicó en el 2017 una guía práctica: Fomentando la diversidad y la inclusión mediante ajustes en el lugar de trabajo. En esta publicación está muy presente el concepto de “ajuste razonable”, con el que se definen una serie de cambios necesarios y adecuados para la adaptación de las características particulares de un trabajo o candidato a un puesto, “de manera que pueda gozar de los mismos derechos que los demás trabajadores”.
Estos ajustes razonables no solo se limitan a los cambios en el entorno físico del área de trabajo, por ejemplo, para eliminar barreras de accesibilidad de acuerdo con las legislaciones vigentes. La inclusión abarca también desde los protocolos de funcionamiento de la compañía.
La consultora organizacional Sy Partners también apunta otras buenas prácticas que pueden llevar a cabo las empresas en materia de diversidad e inclusión. Una de ellas es la necesidad de que los miembros con responsabilidades ejerzan un liderazgo empático hacia los profesionales que requieran ajustes razonables. Otra es incluir en la cultura de empresa que la inclusión no es solamente encajar a una persona, sino también ayudarla a progresar en su carrera dentro de la compañía.
La diversidad no incumbe únicamente a los empleados con necesidades especiales y a los responsables de las empresas. Para que triunfen las políticas de inclusión es preciso que todos los miembros de la plantilla estén involucrados en una cultura que cada vez es más imparable en el mundo empresarial.